A. Lange & Söhne Cabaret Tourbillon Handwerkskunst

Cuando pensamos en casas relojeras centenarias, nuestro inconsciente suele llevarnos hacia Suiza. Si bien es cierto que Suiza posee muchas y muy conocidas casas relojeras centenarias, (que no tienen por qué ser las mejores), también existen otros países con gran tradición relojera.

Este es el caso de Alemania, donde desde principios del siglo XIX, se producen relojes de alta calidad, principalmente en la región de Sajonia.

Lange & Söhne Cabaret Tourbillon Handwerkskunst

A. Lange & Söhne Cabaret Tourbillon Handwerkskunst ref 703.048

Desde que empecé a dedicarme profesionalmente al sector de la relojería allá por 2004, siempre he percibido cierta rivalidad entre los relojeros suizos y alemanes. Relojeros que, sin duda, tienen estilos y concepciones muy diferentes, pero complementarios. Personalmente nunca entendí esa rivalidad, pues para mí, no existe una única forma cabal de entender la relojería.

Este es el caso de A. Lange & Söhne, una casa relojera alemana creada en la ciudad de Dresde, provincia de Sajonia, en 1845 por Ferninand Adolph Lange (1815-1875). Un joven que tras la separación de sus padres, fue criado por la familia de un amigo comerciante y adinerado, hecho que le permitió asistir a la escuela técnica de Dresde donde recibiría estudios de ingeniería.

Adolph Lange poseía destreza para manipular y reparar relojes, lo que le llevó a centrar su formación en este campo, en un momento en el que el ferrocarril, cambió la percepción que teníamos hasta entonces del tiempo.

Su trabajo no pasó desapercibido y a la edad de 30 años, vio la oportunidad de abrir su propia empresa. Empresa que produciría relojes artesanales de alta calidad y prestigio, por lo que su crecimiento fue exponencial.

Ferninand Adolph Lange

Ferninand Adolph Lange (1815-1875). Foto del archivo de A. Lange & Söhne

En 1869, Richard, el hijo de Adolph Lange, se incorporaría a la empresa, pasando a llamarse A. Lange & Söhne. En 1871, su segundo hijo, Emil, se uniría a su hermano. En 1875, tras la muerte de su padre, los hermanos se hicieron cargo de la fábrica. Ambos se complementarían a la perfección.

Richard Lange fue un destacado diseñador de calibres relojeros. Dotado de un don extraordinario para la ciencia; sus patentes, impulsaron la precisión en la medición del tiempo. 

Emil Lange, por el contrario, era un vendedor fantástico con un excelente sentido de la estética. Supo exactamente qué es lo que buscan los amantes de los relojes contemporáneos y supo transmitirlo en sus modelos.

Los relojes A. Lange & Söhne de bolsillo eran codiciados por la nobleza y la nueva y pujante clase empresarial, lo que los llevó a ser una casa relojera de prestigio internacional.

Con la primera guerra mundial, el reloj de bolsillo perdió protagonismo, pues resultaban incómodos de manipular por los soldados. A. Lange & Söhne no supo hacer la transición hacia el reloj de pulsera.

Pensaron que los relojes artesanos y de calidad, nunca serían despreciados por los consumidores, conocedores del buen hacer de la marca. Pero los tiempos habían cambiado y Lange no lo supo interpretar.

La industrialización había eclipsado a los artesanos. Los relojes producidos industrialmente eran más asequibles y por ende, cada vez más consumidores podían comprarlos.

Los efectos de la crisis de 1923 se hicieron notar en todos los mercados y a pesar que A. Lange era una marca con gran prestigio y mucha clientela, al no haberse adaptado a los nuevos tiempos, fue perdiendo protagonismo.

El periodo entre guerras fueron unos años muy complicados para A. Lange & Söhne. Sin tener una estrategia comercial clara, probaron comprar los movimientos a la empresa suiza Altus. Probaron con modelos más industrializados, buscaron un nuevo tipo de cliente para sus productos más económicos, pero ninguna de estas fórmulas les funcionó. Perdieron su personalidad y consecuentemente, perdieron su credibilidad, su prestigio y sus clientes.

Tras la segunda guerra mundial, la empresa fue expropiada y el nombre de A. Lange & Söhne cayó en el olvido, hasta que en 1990 Walter Lange, bisnieto de Ferdinand Adolph Lange, se aventuró a relanzar la marca.

Actualmente A. Lange & Söhne produce sólo unos 6.500 relojes de pulsera al año, en su mayoría de oro o platino. Relojes que montan única y exclusivamente calibres desarrollados por ellos, lo que denominamos, manufactura relojera.

Con 67 calibres de manufactura desde 1990, A. Lange & Söhne ocupa una posición preeminente en el mundo de la alta relojería. Entre los grandes éxitos destacan los iconos de la marca como el Lange 1, primer reloj de pulsera fabricado en serie en presentar en la esfera un calendario de grandes dimensiones, y cuyo modelo Lange 1 ref 191.039 de 38.5 mm cuerda manual esfera gris, me tiene loco desde hace años o el Zeitwerk, horas saltantes exactas.

Lange & Söhne Lange1 ref 191.039

A. Lange & Söhne Lange 1 ref 191.039

Las insólitas complicaciones como el Zeitwerk repetición de los minutos, el Datograph Perpetuo Tourbillon o el Triple Split representan la aspiración de la manufactura de conducir hacia nuevos logros su arte relojero, aunque de esta colección, mi favorito es Datograph Auf/Ab ref 405.035 de 41 mm cuerda manual esfera negra subesferas grises. O el deportivo y elegante Odysseus de acero inoxidable, introducido en 2019, que marcó el comienzo de un nuevo estilo para la manufactura.

Actualmente A. Lange & Söhne pertenece al entramado de empresas del grupo Richemont, lo que en cierto modo, le ha proporcionado una estabilidad económica para poder subsistir sin la presión que supone tener que vender relojes para no entrar en banca rota, pero como contrapartida, pienso que ha perdido creatividad al mirar siempre los relojes que presenta con la lupa comercial en vez de la artesanal.

En 1997, A. Lange & Söhne nos presentó el modelo Cabaret, el primer reloj rectangular de la marca desde su renacimiento. Un reloj estilo Art Deco que supo ser extravagante hasta en el nombre, poco común para un modelo de reloj.

No es la primera vez que Lange produce relojes rectangulares. Entre 1923 y 1937 fueron varios los modelos que tuvo en catálogo como el Genf, modelos que actualmente son objeto de deseo de los coleccionistas en las pocas subastas en los que los solemos encontrar.

Los relojes rectangulares son peculiares y complicados de vender. Existen relojes rectangulares que han tenido éxito en el mercado, como los Patek Philippe Gondolo o Patek Twenty-4, Cartier Tank, Audemars Piguet Edward Piguet, Jaeger-LeCoultre Reverso y algunos más, pero por lo general, su clientela es reducida y son relojes complicados de llevar, pero sobre todo, de comercializar.

Para mí el A. Lange & Söhne Cabaret supuso un antes y un después en la relojería contemporánea. Una caja alargada donde las asas se acoplan como si hubieran nacido exprofeso para esa ubicación. Un bisel curvado maravilloso. El calendario en tamaño descomunal que realza en sí mismo toda la esfera y un segundero que pasa casi desapercibido, la elegancia personificada.

Muchos analistas de la época quisieron ver en el A. Lange & Söhne Cabaret una evolución del Jaeger-LeCoultre Reverso, ya que Günter Blümlein, cofundador de A. Lange & Söhne en 1990 con Walter Lange, venía de dirigir Jaeger-LeCoultre. Personalmente, cuanto más los contemplo a los dos juntos menos parecidos les saco.

Günter Blümlein

Günter Blümlein (1943-2001)

En este punto, me parece de justicia hacer un breve pero merecido reconocimiento a Günter Blümlein, una de esas personas amantes de la relojería, que ha pasado desapercibido para los aficionados en general, pero que cambió mucho más de lo que imaginas el sector relojero internacional.

Günther Blümlein nació el 21 de marzo de 1943 en Nuremberg. Creció en la devastada Alemania de la posguerra, se convirtió en ingeniero y trabajó como gerente en la división de relojes del grupo industrial alemán Diehl

En 1970, entró a trabajar en Junghans como experto en reestructuraciones. En 1980, se trasladó a VDO Schindling AG, un fabricante de velocímetros y carrocerías de automóviles, que acababa de adquirir las empresas IWC y Jaeger-LeCoultre en 1978.

Estas dos empresas se unieron creando Les Manufactures Horlogères (LMH) encabezada por Blümlein. En 1990, Blümlein, como director general de la empresa matriz, se incorporó a la recién fundada A. Lange & Söhne

Blümlein llevó a cabo las negociaciones comerciales con el grupo Richemont, el cual adquirió LMH en 2001. Blümlein contribuyó significativa en la integración de las tres casas relojeras en el grupo Richemont con sede en Ginebra. Murió el 1 de octubre de 2001, a causa de una grave enfermedad.

En 2008 el A. Lange & Söhne Cabaret recibiría por primera vez un Tourbillon (Si no tienes muy claro lo que es un Tourbillon, te recomiendo que leas un Tourbillon, la complicación relojera más deseada). En caja de oro rosa o de platino y de mayor tamaño que el antecesor, presentaba un maravilloso Tourbillon situado a las 6 calibre L042.1, además de ser el primer reloj mecánico del mundo en contar con parada de segundos en un movimiento Tourbillon, un hito para la época

Lange & Söhne Cabaret Tourbillon Handwerkskunst

A. Lange & Söhne Cabaret Tourbillon Handwerkskunst

Empecemos por lo más básico, por lo que nos gusta saber cuándo hablamos de relojes, lo que la mayoría de nosotros buscamos en estos pequeños instrumentos que nos apasionan. Algo innato en Lange y que no entiendo muy bien por qué necesitan recalcado en el nombre.

Handwerkskunst, que en alemán significa “artesanía”, y esto es precisamente el nuevo Lange Cabaret Tourbillon, ARTESANÍA en estado puro. Elementos decorativos espectaculares. Componentes elaborados a mano con cariño y precisión.

La caja es de platino, material noble muy utilizado antaño y que actualmente parece haber cedido espacio al oro rojo u oro rosa y personalmente lo entiendo, pues los relojes de oro rosa me transmiten un toque de elegancia y estilo que no percibo en los de oro blanco o platino.

El tamaño es comedido para lo que es un reloj rectangular. Con 39.2 mm de largo, 29.5 mm de ancho y 10.3 mm de grosor, unas asas integradas casi inexistentes y un acople de la correa a la caja que le permite un giro a la correa de casi 170 grados, resulta un reloj muy cómodo de usar en cualquier tamaño de muñeca, inclusive de mujer.

Lange & Söhne Cabaret Tourbillon Handwerkskunst

La esfera es de oro blanco y toda la decoración que podemos ver en ella está realizada a mano con buril, un proceso laborioso que únicamente confían a manos expertas dentro de la casa. Finalizado el proceso de grabado, la esfera es esmaltada a fin de proporcionarle la profundidad y resaltar los elementos metálicos.

Calibre Lange & Söhne L042.1

Calibre Lange & Söhne L042.1

Lange nos demuestra una vez más su saber hacer en movimientos. Este movimiento mecánico de cuerda manual calibre L042.1 lo podemos definir como “obra maestra”. Un movimiento que tanto artesanalmente como tecnológicamente cumple con los más altos estándares de calidad. Compuesto de 370 piezas de las cuales 84 corresponde al Tourbillon.

Este calibre es el mismo usado en el primer Tourbillon de 2008, con una leve mejoría en el sistema de oscilación gracias a un resorte de equilibrio. Pero es que cuando las cosas funcionan, lo mejor es no tocarlas.

Características Técnicas del A. Lange & Söhne Cabaret Tourbillon Handwerkskunst ref 703.048

Lange & Söhne Cabaret Tourbillon Handwerkskunst

CAJA.

  • Caja de Platino 950.
  • Dimensiones 39.2 mm de largo, 29.5 mm de ancho y 10.3 mm de alto.
  • Esfera de oro blanco, color gris con motivo romboidal grabado a mano, esmalte semitransparente

MOVIMIENTO

  • Movimiento mecánico de cuerda manual.
  • Calibre de la manufactura Lange L042.1.
  • Tourbillon.
  • Decorado y montado dos veces a mano.
  • Escape de áncora.
  • Número de piezas 370, siendo 84 de ellas para el Tourbillon.
  • Rubies 45, y dos contra pivotes de diamante.
  • Regulado con precisión      en cinco posiciones.
  • Puente de la rueda intermedia y del Tourbillon grabados a mano.
  • Dimensiones del mecanismo 22.3 x 32.6 x 6.4 mm.
  • Reserva de marcha 120 horas.
  • Sistema de oscilación Volante con tornillos antichoque.
  • Espiral del volante de fabricación propia.
  • Frecuencia 21.600 A/h.
  • Funciones horas, minutos y segundero pequeño; Tourbillon de un minuto con parada del segundero; indicación de  la reserva de marcha AUF/AB; gran fecha

CORREA

  • Correa de piel cosida a mano, negra con costura gris.
  • Cierre desplegable de platino 950.

Este A. Lange & Söhne Cabaret Tourbillon Handwerkskunst, es un reloj en edición limitada a 30 unidades cuyo precio es de 315.000 €

Mi Opinión del A. Lange & Söhne Cabaret Tourbillon Handwerkskunst

Como seguramente has podido percibir en este artículo, tengo una muy buena opinión de Lange. Tal vez puedes llegar a pensar que me gusta este reloj puesto que es un Tourbillon y cuesta 315.000 € y nada más lejos de la realidad.

En primer lugar, hay relojes igual de caros que no me gustan nada y en segundo lugar, el modelo que más me gusta de Lange con diferencia es el Lange 1 ref 191.039, un reloj de 34.000 € que a la postre, es de los más baratos de todo su catálogo.

Lange & Söhne Cabaret Tourbillon Handwerkskunst

Valoro de Lange que son una empresa orientada al cliente, con productos de alta calidad, donde la artesanía convive con la tecnología, una de las pocas manufacturas relojeras que actualmente, demuestra imaginación y atrevimiento en sus nuevas creaciones.

Una empresa que se conforma con ser importante en un pequeño pero selecto nicho de mercado, obviando guerras por ser un producto de los denominados “comerciales”.

He vendido algunos Lange de segunda mano y siempre, cuando el cliente ha salido de la tienda, he sentido una grata sensación, pues creo que como en todo, esta marca atrae a un cliente muy especial, un cliente entendido, un cliente que no busca el reconocimiento externo, pero sobre todo, un cliente agradecido de poder dialogar una hora con otro apasionado de los relojes.

Evidentemente la mayoría de los lectores de este artículo no tendremos acceso a comprar este A. Lange & Söhne Cabaret Tourbillon Handwerkskunst, por que tan solo van a fabricar 30 y porque esos 30 están a un precio prohibitivo para la mayoría de nosotros, pero como siempre digo, si nos gustan los relojes y nos gusta disfrutar de ellos, ¿qué hay de malo en perder 10 min contemplando una obra maestra?.

Y para finalizar, nada mejor que ver un vídeo con este maravilloso Tourbillon en funcionamiento.

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